Entre periodistas crece cada vez más la consideración de que falta información esencial a la gente común y que, en sentido contrario, padece del ruido excesivo por las redes socio digitales. Y además no es difícil probar que la desinformación se agrava por la confrontación sistemática del presidente con los grandes medios convencionales de prensa.
A reserva de que especialistas realicen estudios precisos sobre ello, estos días circularon datos que explican en parte las causas de ese medio ambiente mediático negativo para la población:
– Por la pandemia el 2020 fue el peor año para casi toda la industria de medios de comunicación y siguen trastocando las políticas editoriales para privilegiar la opinión sobre la información;
– El gasto público federal en publicidad no sólo sigue disminuyendo drásticamente, sino que hay un severo subejercicio de las partidas autorizadas;
– Los medios públicos y los emergentes en internet son insuficientes para contrarrestar las malas prácticas y, no hay iniciativas en el gobierno ni en la industria para encontrar otras reglas de convivencia.
La gran paradoja es que en México hay demasiados medios de comunicación llamados convencionales privados y públicos; también aumentan por cientos, como hiedras, medios de prensa pequeños en internet, pero en contraparte aumentan los indicios de que por falta de información oportuna y suficiente menudean comportamientos sociales negativos.
Por ejemplo, los tumultos por la vacunación que se vieron en las primera jornadas para personas mayores de 60 años o que mucha gente siga recomendando remedios caseros o “mágicos” contra el virus Sarcov-2. Por ejemplo, los actos de poblaciones para hacer justicia por su cuenta; por ejemplo, los muchos enfrentamientos de virulencia verbal entre apoyadores y opositores al gobierno federal que, lógicamente aumentarán en las semanas próximas.
Todo eso se podría contrarrestar con información oportuna, suficiente y con estándares éticos periodísticos.
Mas de 3 mil 400 medios convencionales
Para informar a la población mexicana debieran ser suficientes los medios de información tanto comerciales como públicos. Los registros oficiales más recientes indican que los comerciales convencionales son más de 3 mil, unos 400 son los públicos y se han añadido unos 4 mil pequeños en internet.
En el ámbito privado de medios convencionales, se estima la existencia de mil 300 medios impresos entre diarios y revistas que a pesar de los cierres por la pandemia circulan en todas las entidades del país. De estaciones de televisión en señal abierta se calculan unas 578, aparte las de señal restringida; de radio unas mil 060 emisoras.
De los medios públicos, hay pocos impresos que circulen para población abierta. En cambio la Red Nacional de Radiodifusoras y Televisión Educativas y Culturales contaba con alrededor de 56 sistemas de radio y televisión pública que incluyen a las radiodifusoras y canales de televisión que financian las 32 entidades de la República, 50 radiodifusoras universitarias, las 21 culturales que transmiten en 32 lenguas indígenas, y a los más conocidos del sistema SPR del gobierno federal, las que integran al Instituto Mexicano de la Radio, más los canales 11, 14 y 22 de carácter federal.
Además, empíricamente se calcula la existencia de unos cuatro mil intentos de empresas pequeñas de periodistas profesionales en las distintas plataformas de Internet. Muy pocos se han convertido en alternativas al modelo mercantilizado de la información.
Estas cantidades debieran bastar para que la población mexicana estuviese mejor informada, especialmente durante el periodo de pandemia. Pero siguen las crisis.
Las crisis
Pocos periodistas desconocen que el modelo de la comunicación masiva mexicana entró en transformaciones profundas desde fines del siglo pasado por la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación lo obligó a buscar otras formas de operar y de financiamiento, eso derivó en desinversiones y despidos de miles de personas, especialmente periodistas. Crisis.
Una segunda gran crisis que se empalmó desde 2019 fue la ruptura que declaró el Presidente López Obrador del modelo de conveniencias mutuas que los medios comerciales tenían con los gobiernos federales que hizo a la mayoría dependientes de la subvención real pero simulada como gasto público en publicidad y otras prebendas.
Recorte y subejercicio
Ricardo Reyes Márquez, coordinador Jurídico de la organización Artículo 19 en México, escribió el 15 de febrero en el sitio web de Animal Político que en los dos primeros años de gobierno de Peña Nieto se ejercieron casi 14 mil millones de pesos en gasto federal en publicidad y que en los dos primeros años del gobierno actual el recorte fue drástico a menos de la tercera parte, el gasto real fue de apenas cuatro mil 494 millones 375 mil 469 pesos.
Reyes no refirió el dato de otros investigadores que a fines del sexenio de Peña Nieto la erogación ya era monumental, porque en 2018 el gasto real de Peña Nieto fue alrededor de los 18 mil millones de pesos, lo que contrasta con la drástica diminución que determinó el actual gobierno federal pero que además ejerció incompleto.
En 2019 pidió más de cuatro mil millones de pesos y gastó tres mil 245.6 millones y para 2020 le autorizaron alrededor de dos mil 400 millones y según datos de Reyes Márquez también cayó en subejercicio al reportar gasto de apenas un mil 248, 8 millones.
Y todavía peor resultó para la mayoría de medios privados, especialmente para los corporativos, que del total de medios privados –reporta Reyes Márquez– sólo a 397 se les considera para publicidad federal y únicamente a 3 (televisa, TV Azteca y La Jornada) les asignaron entre el 30 y el 33 por ciento en los dos primeros años del gobierno.
El peor año
Francisco Vidal Bonifaz, el economista y periodista que hace el monitoreo sistemático de las finanzas en la industria de los medios presentó el 25 de febrero en su sitio web, “el recuento de un año de espanto”.
“2020 –afirmó con datos precisos– es uno de los peores años en la historia moderna de los medios de comunicación mexicanos”. (Ver aquí)
“… el sector más dañado fue el cinematográfico, en donde la exhibición reportó una caída de 77.6% en sus ingresos y casi del 22% en su empleo.
“La edición de impresión de revistas también ha sufrido un daño que, en este caso, puede ser irreversible. Sus ingresos se desplomaron 22.16% (el año pasado habían caído 19%) y el empleo 28.3 por ciento…
“Los ingresos por la edición e impresión de periódicos sumaron su segunda baja anual consecutiva, aunque parece que, hasta el momento, han sorteado de mejor forma el vendaval. No es el caso de la edición e impresión de libros, con una reducción del 40% en sus ingresos reales.
“En rigor, toda la actividad de los medios de comunicación tradicionales ha resultado afectada, aunque la radio y la televisión abiertas reportaron un menor daño relativo. En el primer caso, la facturación cayó 14.2% y en el de la televisión 17.5%.
“Hasta ahora, las empresas de televisión parecen ser las más perjudicadas, como es el caso de Televisión Azteca, que ha entrado en una moratoria en el pago de su deuda. Llama la atención que el uso más intensivo de la radio y la televisión durante la pandemia –sobre todo de la segunda, debido a las clases virtuales– no pudiera evitar la severa caída en su facturación”.
De los medios públicos ni hablar porque en la mayoría de los casos les redujeron sus presupuestos tanto por las políticas de austeridad, como por la derivaciones de recursos para atender la emergencia de salud.
Y en la ciber atmósfera aún son insuficientes los esfuerzos para informar de medios de prensa digitales que han iniciado periodistas despedidos o emprendedores (quizá cuatro mil). Muy pocos ofrecen información alternativa a la comercial. La mayoría se suma a las malas prácticas y con frecuencia a esa mala comunicación deliberada de comentaristas libres y carecen de noticias oportunas propias o hiperlocales, presentan escasos contenidos propios y no siempre se apegan a los estándares éticos de profesionalidad. Estos intentos aún no obtienen la acreditación social necesaria para ser alternativos a los grandes medios comerciales.
La afectación social
En resumen, las crisis financieras en los medios privados y las malas prácticas, la insuficiencia de presupuestos para los medios públicos y la todavía inmadura emergencia del periodismo profesional en internet hace insuficiente la información de interés público para estos tiempos de pandemia y del proceso electoral más importante en décadas ya en marcha.
Pero en el análisis debe insertarse la atmósfera que estimula la animadversión manifiesta y recurrente del titular del Ejecutivo a ciertos medios privados, sobre todo los de referencia. Las crisis y el drástico recorte a la subvención disfrazada empuja a los propietarios de los medios mayores a manifestar sus enojos y hacer crecer la polarización.
Muy poco indica que esta etapa vaya a terminar pronto y a mejorar la información para los mexicanos. Mientras seguirán como aspiraciones los dictados de los artículos 6º Constitucional y 134 de la Constitución, de los derechos de la sociedad de estar bien informada de los asuntos de interés público. ¿Qué deben hacer el Estado y los medios de prensa para cumplir con su función social obligada? ¿Ustedes colegas qué opinan?