El Termino deontología fue utilizado por primera vez por el filósofo Jeremy Bentham, definiéndola como aquellas conductas que no forman parte de las normas que pertenecen a la legislación, por lo que no están supervisadas por la ley, pero que el ser humano debe realizar por criterio.
Esta disciplina conjunta deberes y obligaciones de tipo ético que rigen la conducta profesional no técnica, ejercida o vinculada, este sistema de auto-regulación conjuga una serie de responsabilidades de urbanidad con trasfondo humanitario que ante la sociedad garantiza una buena praxis en los diferentes ámbitos.
Uno de estos códigos de ética que han trascendido a generaciones, es el juramento hipocrático de los médicos que data de hace 2,500 años, siendo su compromiso el no permitir que el credo religioso, nacionalidad, raza, partido, posición social se interponga en el deber profesional.
Históricamente en el ámbito legal las personas siempre han necesitados de conocedores de las leyes para la protección y defensa de sus derechos, en un inicio para ejercer la actividad de abogado no se requería un título profesional, solo se necesitaba sabiduría jurídica por lo que se les denominaba jurisconsulti o patroni.
Según Ulpiano, jurista romano, define la justica como “La constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponda”, describiendo el respeto hacia las personas y a lo que es suyo, reconociéndose su valor intrínseco y que sus derechos adquiridos se encuentran amplia e inalienablemente protegidos.
Las normas deontológicas son necesarias en juristas ya que su ejercicio es humanista y con altos valores éticos, como la justicia, equidad, lealtad y seguridad jurídica. Los abogados no solo son conocedores de la ley, también debe tener el arte de la palabra para hacer valer el derecho, ya que es el que habla y pide por otros, fundamentando esos conocimientos y poniéndolos al servicio de los demás.
La deontología jurídica concierne todo lo relacional del “Deber ser” del abogado, teniendo el compromiso moral de desarrollar su trabajo apegado a una serie de obligaciones, como el secreto profesional, cobro adecuado de sus honorarios, lealtad al cliente, abstenerse de usar recursos improcedentes, no prestarse al engaño o actitudes que degraden su imagen y honorabilidad.
Todo profesional debe regirse por la preparación continua, el constante aprendizaje le permitirá fortalecer los conocimientos adquiridos y estar preparado para avanzar a la par de este mundo cambiante que cada día le impondrá nuevos retos.
Los colegios de profesionistas de las diferentes ciencias han sido benéficas ya que con su labor constante de investigación mantienen un alto nivel de competencias entre sus agremiados y son el medio idóneo para preservar y fomentar valores, además de la ayuda mutua, solidaridad y comprensión que llega a desarrollar una agrupación de ese tipo, respondiendo también a la necesidad de unión, defensa y elevación, ya que son los primeros interesados en conservar su prestigio y la credibilidad de su profesión.
La deontología debe aplicarse en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y en cada acción se deje evidencia de nuestros valores morales, ya que esto permitiría una convivencia sana entre todas las personas.