Tuvieron que recordarle varios casos de acoso y hostigamiento sexual para que Alfredo Barrera Baca, rector de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), reconociera que la casa de estudios vive una crisis de violencia de género. Acto que le llevó más de 40 minutos, pues el académico se resistía a asumir estos hechos aun cuando la situación ya escaló a feminicidio.
El arranque de la mesa de diálogo a la que convocaron para este viernes estudiantes universitarios, inició con la lectura del pliego petitorio que tuvo como primer punto el que el Barrera Baca admitiera que existe violencia política y de género al interior de la institución, pero se oponía a hacer tal declaración, de manera pública y además firmarla.
En un primer momento, el rector de la UAEMex dijo que se trataba de un diálogo no una imposición, en repuesta las y los jóvenes universitarios indicaron que la mesa de trabajo no continuaría si Barrera Baca no atendía este punto del orden del día, al ser de carácter urgente y obvia resolución.
«Se tiene que reconocer la crisis que está viviendo la Universidad, no vamos a continuar con un diálogo si primero no se reconoce la raíz del problema y la ineficacia de las autoridades para atenderla», soltó enérgica una de las universitarias.
Acto seguido, Barrera Baca expresó: «Alfredo Barrera Baca, rector de esta Universidad reconoce que como institución no estamos ajenos al problema de violencia estructural que vive el país y al problema de violencia contra las mujeres que también se vive en todo nuestro territorio… «.
De pronto fue interrumpido, ya que en su mensaje excluyó mencionar que el fenómeno de violencia contra la mujer también está inmerso en los espacios de la Universidad mexiquense.
– «Queremos que reconozca, que lea el documento tal como se redactó», expresó otra más de las estudiantes
– «Sí pero creo que el problema no es exclusivo de la Universidad. Ustedes lo redactaron porque no nos dan oportunidad de escribirlo bien», respondió el rector.
Barrera Baca insistió por algunos minutos en asegurar que el estudiantado tenía que admitir que las autoridades universitarias han trabajado en el tema de violencia: «Quizá no lo suficiente, dígannos qué tenemos que reforzar, qué tenemos que hacer. Tenemos la mayor apertura, hay disposición y voluntad para hacerlo».
Sin embargo, el rector seguía en su postura de no aceptar que en las aulas universitarias las estudiantes son víctimas de acoso y hostigamiento sexual. «Los tiene Guanajuato, los tiene el norte, el sur… los tiene la Universidad pero no caigamos en fundamentalismos porque esta Universidad como muchas otras tiene problemas de violencia y falta de respeto entre hombres y mujeres».
Al dar una declaración ambigua, las jóvenes universitarias exigieron que leyera el documento tal como se lo entregaron, porque: “no son fundamentalismos es realismo”.
Y esa realidad, por si acaso no la tenía presente, se la dieron a conocer refiriendo, en el primer lugar el caso de la profesora de danza, Sonia Pérez encontrada sin vida el pasado martes al interior del teatro Los Jaguares.
Así, una de las jóvenes compartió que en el 2012 fue expulsada de la Universidad por haber denunciado a su agresor por violencia, «la Universidad exigió que se me prohibiera el acceso a la Facultad (sin especificar), mis profesoras y el director a mentir ante el Juez y decir que era yo quien agredió a la persona que me golpeó. Desde entonces, se me impidió el acceso a todos los planteles de la Universidad».
Por ser su agresor Consejero alumno, aseguró que no contó con el respaldo de las autoridades escolares.
Paola Bárcena, una exempleada de recursos materiales, expuso que fue agredida por el director de esa área, José Saturnino Pérez Fajardo, y aunque hizo la denuncia no ha tenido respuesta ni el acompañamiento del rector, pese a que le ha entregado varios escritos.
Otro caso más que retomaron, fue el de Sitsy, quien estudiaba en la Facultad de Veterinaria y Zootecnia, y fue asesinada en su habitación, en San Cayetano.
«Sus padres no pueden venir a representarla aquí, ¿Dígame que protección les ha dado a mis compañeras que son foráneas y que tienen que rentar en San Cayetano», le increparon, al tiempo que le recriminaron el que esta persona ha sido revictimizada.
Posterior a los testimonios, a Alfredo Barrera no le quedó otra que admitir que la violencia de género está presente en los espacios académicos de la institución.
Las universitarias también reprocharon que no hubo participaron en la elección de los Comités de Género, «debió haber sido democráticamente»
El diálogo se rompió cuando se abordó el punto 14 del pliego petitorio, pues las universitarias exigen la renuncia del rector Alfredo Barrera; de Griselda Camacho Téllez, responsable de seguridad interinstitucional; de la secretaria de Rectoría, Janet Valero Vilchis,; del Secretario de Difusión Cultural, Edgar Miranda Ortíz y del abogado general, Luis Raúl Ortíz Ramírez.
Dejaron claro que de no cumplirse el pliego en sus términos, iniciarán paro de labores para el próximo semestre de manera indefinida.