De acuerdo con el INEGI, en 2018 y hasta el 30 de septiembre de 2019, se cometieron cinco mil 297 asesinatos en territorio mexiquense, mientras que en Guanajuato se registraron cinco mil 972.
Sin embargo, mientras el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) reconoce en el Estado de México dos mil 591 asesinatos en 2018, el INEGI indica que fueron tres mil 134, una diferencia de 543 muertes violentas.
De acuerdo con esta información mientras el INEGI reporta cinco mil 972 entre 2018 y 2019; el SNSP da cuenta de cinco mil 689 homicidios violentos y 190 feminicidios.
El 2018 fue el primer año en que el Estado de México dejó de ser la entidad con la mayor cantidad de muertes violentas, tendencia que se ha mantenido en lo que va de 2019.
No obstante el Edomex acumula el mayor número de homicidios a nivel nacional con un total de 17 mil 891 del 1 de enero de 2013 al 31 de diciembre de 2018.
Saúl Arellano, director editorial de México Social, destacó que mientras la violencia en México se ha ido trasladando en varios estados del país, como consecuencia del movimiento de los grupos criminales y sus acciones para controlar territorios, el Estado de México se ha mantenido inamovible como una entidad violenta, debido a su conflictividad social y la cantidad de población con que cuenta.
Aclaró la entidad es diferente al resto del país no sólo por la cantidad de población, el doble con respecto a Ciudad de México y Veracruz, las dos entidades con más habitantes en el país después del Edomex, sino que las muertes violentas no necesariamente están vinculadas a acciones del crimen organizado como sucede con otros estados como Guanajuato, Baja California, Jalisco, Chihuahua y Guerrero.
“En el Estado de México, el 60 por ciento de los homicidios se concentra, por ejemplo, en Ecatepec, Nezahualcóyotl y Chimalhuacán”, dijo Saúl Arellano.
De acuerdo con los datos del INEGI y del Sistema Nacional de Seguridad Pública, las causas de las muertes violentas en la entidad están relacionadas con actividades criminales como la extorsión, robo de vehículos, venta al menudeo de drogas y la violencia en razón de género, lo que contrasta con las actividades de las bandas del crimen organizado en el resto de entidades, de acuerdo con la apreciación de Saúl Arellano.