El reciente Informe de Pobreza y Equidad en México del Banco Mundial destaca dos estrategias clave para reducir la pobreza en el país: aumentar el empleo femenino y promover la formalización laboral.
Aunque la pobreza ha disminuido en los últimos años, el ritmo sigue siendo más lento en comparación con países similares, lo que resalta la necesidad de implementar políticas más efectivas en estas áreas.
El impacto del empleo femenino en la reducción de la pobreza
Aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral no solo promueve la equidad de género, sino que también tiene un impacto directo en la reducción de la pobreza. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cerrar las brechas de género en el trabajo podría incrementar el Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina y el Caribe entre un 4 por ciento y un 15 por ciento.
De acuerdo con el Banco Mundial, la mayor participación femenina en la fuerza laboral contribuyó en un 21 por ciento a la reducción de la pobreza en la región entre 2006 y 2016.
Formalización laboral como herramienta clave contra la pobreza
La formalización del empleo es esencial para garantizar que los trabajadores, especialmente las mujeres, tengan acceso a beneficios sociales, seguridad laboral y condiciones de trabajo dignas. En América Latina y el Caribe, una proporción significativa de mujeres trabaja en empleos informales.
Por ejemplo, en Ecuador, el 61.1 por ciento de las mujeres se encuentra en esta situación. La informalidad laboral limita el acceso a servicios de salud, pensiones y otros beneficios, perpetuando los ciclos de pobreza.
Ejemplos exitosos y recomendaciones para México
Existen varias experiencias que muestran cómo la inclusión económica de las mujeres y la formalización laboral pueden tener un impacto positivo. Un ejemplo es el proyecto del Metro de Quito en Ecuador, que logró que el 40 por ciento del personal fuera mujeres, con el 50 por ciento ocupando cargos directivos, lo que resalta el impacto de la inclusión femenina en sectores productivos.
Además, programas de inclusión económica han demostrado ser rentables. En Zambia, una iniciativa dirigida a mujeres aumentó el consumo en un 19 por ciento y las ganancias empresariales en un 45 por ciento, recuperando los costos en solo 12 meses.
Recomendaciones para México
Para replicar estos éxitos en México, es fundamental crear políticas públicas que eliminen las barreras que enfrentan las mujeres en el mercado laboral. Además, es necesario promover su participación en sectores tradicionalmente masculinizados y asegurar que los empleos sean formales y de calidad.
Estas acciones no solo fomentarán la equidad de género, sino que también contribuirán significativamente a la lucha contra la pobreza en el país.